Según la SECPRE (Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética), el 25% de las operaciones de cirugía estética son de aumento de pecho. Si se suman las intervenciones de reducción, elevación o corrección, la cirugía de la mama femenina supone alrededor de un 40% de todas las operaciones estéticas realizadas en España.
Algunas mujeres confiesan que no quieren ir a la playa o ponerse un bikini porque les acompleja su pecho, bien por escaso o por muy voluptuoso. O que se niegan a cambiarse en el gimnasio porque tienen mamas asimétricas, de distinto tamaño o con unas areolas demasiado grandes. Ya sea para aumentar, reducir o modificar su forma, la mujer que se opera el pecho lo hace porque se siente a disgusto con una anatomía y desea sentirse más segura y feliz con su cuerpo.
Cada sociedad impone unos cánones estéticos, pero si hay algo que se repite desde que el mundo es mundo es el enaltecimiento de las formas femeninas asociadas a la maternidad. La moda también tiene mucho que ver en este auge, pues se ha normalizado un estilo de vestir más ceñido, con más escote o con formas marcadas para todas las edades. La mujer que no responde a esas medidas se encuentra con que la ropa “no le queda bien”. Aunque a muchas les da igual, a otras les hace sentir inseguras.
De jóvenes las mujeres se operan el pecho porque quieren competir, destacar y cumplir los cánones estéticos del momento. Cuando son mayores, porque un pecho caído evoca vejez y es lícito querer cambiarlo, tanto como teñirse las canas o ponerse antiarrugas. Pero no quiere decir que lo hagan presionadas por nadie, ni por el novio, ni por el marido ni por la amiga. Lo hacen porque se sienten más reconfortadas con esa silueta.
En la decisión final de una mujer influye mucho el ver a alguien, sobre todo de su círculo más cercano, que ha pasado una buena experiencia en el proceso y que ha obtenido un resultado bonito tras la cirugía mamaria.
Por lo general, la mujer que se opera no se pone un busto exagerado. Como mucho, suele aumentarse dos tallas para llegar a una medida con la que se siente cómoda. Tampoco todos los pezones son perfectos, enhiestos y alineados, lo que ha generado un aumento de la mastopexia de reposición del pezón, en el caso de estar descentrados. También hay intervenciones específicas para problemas congénitos, como los pezones invertidos o retraídos.
La cirugía low cost también redunda en este boom alcista. Pero es peligrosa: mientras los cirujanos plásticos de este país sí tienen una excelente cualificación, nos encontramos con que en algunas clínicas baratas las cirugías las acometen cirujanos generales sin la debida especialización de cinco años como médico interno residente en un hospital. La SECPRE asume que actualmente solo hay 1.200 especialistas en Cirugía Plástica, Estética y Reparadora en España con la formación acreditada. Sus miembros se encuentran entre los mejores números en el examen MIR y las plazas de Médico Interno Residente correspondientes a esta especialidad son de las primeras en agotarse. Sin embargo, avisan: hay otros 9.000 cirujanos no especializados realizando operaciones de aumento porque es una técnica relativamente sencilla y muy lucrativa. Cuando los resultados no son los esperados, la paciente acaba sometiéndose a una nueva intervención para reparar el desaguisado.